Nuevas Miradas
Siul interpreta este quehacer de la nueva dictadura, como una lamentable rutina de bullicio, amenaza y secuestros. Sin embargo, la denotación más triste es que los mismos policías son presas de su propio designio dictatorial y durante cada aniversario, los saca a exhibirlos y luego los guarda.
Son sus “leales” en la angustia por el poder.